Hoy he pasado un 1º de mayo de lo más festivo.
He estado en casa de la familia de Jesús Antoñanzas, con Pino, Karel, María, Eduardo, Gabi, Flores, mi familia y Alí.
A Alí lo conocí hace unos meses de refilón. Ya sabía de él por Jesús.
Lo conoció en Mauritania donde realizaba un trabajo sobre la inmigración. Alí ayudó a Jesús y éste ayudó a Alí al llegar a España (¿hay algo más sencillo?)
Hoy he podido conversar con él en su más que decente castellano (sólo lleva 7 meses en España); Lleva su libro de Francés en el bolsillo de su pantalón; se nota que es un tipo con ganas, muchas ganas de aprender.
Me contaba que intentó venir dos veces a España en cayuco.
¡Que valiente! Que grande tiene que ser la necesidad para atreverse a tamaña aventura.
Esta persona y las que como él se la juega para llevar una vida como la que llevo yo, sólo me producen un tremendo respeto.
Siempre he dicho que si yo fuera empresario a estos valientes seguro que los contrataba.
Intento transmitir a mis hijos que el lugar de nacimiento de una persona es un mero accidente. No se debe juzgar a nadie por su lugar de procedencia.
Maldigo al que considera ilegales a los seres humanos.
1 Mayo 2007